Barrio del Albayzín

El barrio del Albayzín constituyó uno de los focos de resistencia al golpe de Estado y uno de los núcleos más hostiles al régimen

El Albayzín fue uno de los núcleos obreros más importante durante la II República. Muchos de ellos además estaban vinculados a ideologías y partidos de izquierdas. Con tal composición sociopolítica, no es de extrañar que de la corta resistencia mostrada por la capital granadina, el Albayzín se convirtiera en el último bastión. A lo largo de la jornada del 21 de julio las fuerzas militares y de la Guardia Civil trataron de entrar a pie por los distintos accesos al barrio pero no lo consiguieron. Ante la dura resistencia de buena parte de los vecinos, el nuevo gobernador militar proclamó un duro bando en el que amenazaba con fusilar a todo el que fuera “sorprendido con las armas en la mano” y con usar la artillería contra el barrio sin en un plazo de tres horas no se rendían. Ocultos en el Albayzín, los obreros cavaron zanjas para impedir el acceso de los camiones enemigos y se atrincheraron en sus viviendas. Los más humildes se defendieron con cuanto tenían a su alcance (piedras, tijeras, armas de caza, navajas, aceite hirviendo…). El día 23, sin embargo, la resistencia era vencida. Mientras las banderas blancas ondeaban en las casas del populoso barrio, otros marchaban de éste hacia la zona controlada por los republicanos.

Desde aquel momento, el régimen siempre fue consciente de la hostilidad de muchos habitantes y no dejó de vigilar estrechamente las actividades de éstos. No puede extrañarnos que la labor renacionalizadora y recristianizadora liderada por la dictadura franquista tuviera en el Albayzín uno de sus principales escenarios, ya desde los años de la Guerra Civil. Así ocurrió por ejemplo, el 20 de septiembre de 1936, cuando fue bendecida por el Arzobispo la Cruz de la Rauda. El significado del acto residía en que la reconstrucción de la misma había estado a cargo de “rojos” que con sus actos ahora “redimían sus pecados” tal como explicaba el delegado de Bellas Artes, Fidel Fernández, en el solemne acto organizado ante el restaurado monumento. Pero también en 1937, cuando se organizó una procesión popular de desagravio por los incendios del 10 de marzo de 1936, en especial en referencia a la iglesia del Salvador.

Pero también fue objeto de otros actos de “limpieza moral” impulsados por las nuevas autoridades, especialmente a partir de la llegada de Antonio Gallego Burín a la alcaldía. Ejemplo de ello fueron actos como las campañas de blanqueo del barrio o la organización de concursos de “mejores casas adornadas” para los que se dieron unas instrucciones muy precisas que debían ser seguidas por los vecinos. El objetivo de este tipo de iniciativas era doble. De una parte, borrar “los rastros de la dominación marxista” de las viviendas albaicineras y, de otra, que el tipismo granadino y “patriótico” impregnara la nueva imagen del barrio.  

 

Fuentes y bibliografía

 

Ideal, 22 y 23 de julio de 1936

Ideal, 16-4-1937

Ideal, 3-9-1938

Rafael GIL BRACERO María Isabel BRENES SÁNCHEZ: Jaque a la República. Granada 1936-1939. Granada, Osuna, 2009

Claudio HERNÁNDEZ BURGOS: Granada azul. La construcción de la Cultura de la Victoria en el primer franquismo, 1936-1951. Granada, Comares, 2011.

BARRIOS ROZÚA, Juan Manuel: “Iconoclastia y resacralización del espacio urbano en el Albaicín”, en Íd (coord.). El Albaicín: paraíso cerrado, conflicto urbano, Granada, Diputación Provincial de Granada, 2002, pp. 71-93.

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