Especulación e intervención social en La Manigua

La dictadura inició en la posguerra los planes de intervención social y urbanística en varias barriadas populares con el propósito de aumentar el control social de las clases populares y favorecer, mediante la especulación, a sus más fervientes defensores

La ciudad es un organismo vivo y, como tal, la dictadura de Franco en la posguerra diseñó sus primeros planes de reordenación y remodelación urbanística con el propósito de implementar sus políticas de segregación e ingeniería social. Uno de los ejemplos más ilustrativos fue la intervención en Granada, dirigida por Antonio Gallego Burín, alcalde de la ciudad desde 1938, sobre el barrio popular de La Manigua. 

La Manigua tenía enormes problemas de pobreza e insalubridad, pero este era un problema común en otros barrios de la ciudad. ¿Qué hacía entonces especial a La Manigua para recibir la atención de las autoridades? En primer lugar su localización, en pleno centro de la ciudad, lo que constituía una “vergüenza incalificable para una ciudad de turismo como Granada”. Pero al mismo tiempo en el barrio, argumentaban, se reunía un “vecindario indeseable”, en referencia a la multitud de prostíbulos que se encontraban en sus calles. El obispo auxiliar de Granada, Manuel Hurtado, llegó a clamar contra los “lamentables espectáculos” que ofrecían las “descocadas mujerzuelas” a plena luz del día, exigiendo una urgente intervención de las autoridades. Resulta conveniente recordar que la prostitución fue legal bajo la dictadura de Franco hasta 1956, por lo que el problema no era tanto la prostitución como su visibilidad en pleno corazón de la ciudad.

Bajo la consigna de la regeneración moral, encubriendo una de las más primeras acciones de especulación urbanística, el ayuntamiento de Granada inició el proyecto de reforma en el mes de junio de 1940 y el 26 de septiembre del mismo año aprobó el definitivo desalojo de todos los vecinos de la barriada. En un mes debía hacerse efectivo el desahucio de las viviendas. Las obras, que provocaron el derribo de decenas de edificios y la apertura de una monumental arteria  como la calle Ángel Gavinet, se prolongaron durante tres años. El 10 de mayo de 1943 la nueva calle fue inaugurada con la presencia del dictador Francisco Franco.

Los vecinos desalojados tuvieron enormes problemas en su reubicación, aunque poco pudieron hacer frente al poder dictatorial del ayuntamiento. Del mismo modo, la reforma urbanística tuvo escaso éxito en la erradicación de la prostitución en la zona. Sin embargo, una importante proporción de granadinos consideraron que la reforma era necesaria para acabar con la inmoralidad en la ciudad. Todavía a día de hoy se recuerda como uno de los grandes logros en el mandato de Antonio Gallego Burín, sin considerar el efecto que tuvo en las vidas de sus antiguos vecinos ni en el carácter especulativo de la operación.

Fuentes y bibliografía

Acta 26-9-40. Orden de desahucio (Archivo Histórico Municipal de Granada)

Ideal, 19 de julio de 1939

Ideal, 11 de noviembre de 2006

Antonio GALLEGO BURÍN: La reforma de Granada, Granada, Imprenta Francisco Roldán Camacho, 1943.

Claudio HERNÁNDEZ BURGOS: Franquismo a ras de suelo. Zonas grises, apoyos sociales y actitudes durante la dictadura, 1936-1976, Granada, Editorial de la Universidad de Granada, 2013.

Julio JUSTE: La Granada de Gallego y Burín, 1938-1951: reformas urbanas y arquitectura, Granada, Diputación Provincial, 1995

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